(...) Cada día yo aprendía algo nuevo sobre el planeta, sobre la partida y sobre el viaje. Esto venía suavemente al azar de las reflexiones. De esta manera tuve conocimiento al tercer día , del drama de los baobabs. Fue también gracias al cordero y como preocupado por una profunda duda, cuando el principito me preguntó: -¿Es verdad que los corderos se comen los arbustos? -Sí, es cierto. -¡Ah, qué contento estoy! No comprendí por qué era tan importante para él que los corderos se comieran los arbustos. Pero el principito añadió: -Entonces se comen también los Baobabs. Le hice comprender al principito que los baobabs no son arbustos, sino árboles tan grandes como iglesias y que incluso si llevase consigo todo un rebaño de elefantes, el rebaño no lograría acabar con un solo baobab. Esta idea del rebaño de elefantes hizo reír al principito. (...)
Cuando era pequeño, Felipe soñaba con ser pirata; navegar más allá de los siete mares, hasta elevarse al cielo en su barco fantasma. Se amarraba un viejo pañuelo de su madre en la cabeza y se cubría un ojo con un parche de cartulina negra; se ponía la ropa más vieja y sucia que tuviese a mano, desordenaba su pelo y untaba algo de tierra en su rostro.
Tenía una espada de esas rellenas de escarcha y agua, la cual brillaba al agitarla en días soleados; con ella, era el más temido de los piratas. Desenterraba tesoros malditos, rescataba botines de otros barcos, asaltaba puertos, asustaba a las mujeres pitucas como sus tías del sur...
De niño, fueros tardes enteras en que Felipe remendó las mismas viejas historias en su cabeza, cambiando uno que otro personaje; una playa por una selva virgen; una tarde de sol por una tormenta de varios días... mas siempre era la misma emoción de sentirse valiente, independiente, decidido y despreocupado....invencible!!
Mientras los demás niños soñaban con ser bomberos, astronautas o futbolistas, Felipe soñaba con un ser casi mítico que sólo podía construir a partir de su imaginario..
Y fue por eso que conoció a clara. Es decir, ya se habían visto... pero nunca como desde aquella primera vez.
Clara. Clara era una niña de rostro duro, así como flamenco. No sé si me explico bien, podrías imaginarla bailando con castañas en mano, dando taconazos a los maderos de un salón. Con una musiquita triste...melancólica y nostálgica, que no es lo mismo. Con sus ojitos gritando rabias que sus labios prefieren callar... Clara tenía algo de bruja , algo de sabia... como los chamanes quizá. Clara era pequeña y delgada, nada memorable o memorizable. Algo pálida en invierno, y tostada en verano...las ojeras comenzaban a ser cada día más notorias, más aún si las acompañaban deslucidos ropajes... Lo único que le daba alegría a clara era su cabello, que cambiaba de color y de forma según las estaciones. Recogido en verano; al viento en primavera; oculto del frío en otoño e invierno. Luminoso u obscuro según su corazón. Rojo furioso como su rabia; azul como mar tormentoso; verde musgo como las paredes de su casa ...rubio...como todas querían ser...
Clara jamás había visto a Felipe , ni Felipe a clara. Habían conversado, sí. Cosas banales, circunstanciales...pero ambos tenían a la timidez por compañera, lo cual les jugaba demasiado en contra al momento de conocer a fondo a alguien en el poco tiempo que dan las casualidades..
Felipe, quien hace años fue un niño de un gran imaginario, observador y creativo; por ese entonces, se sumía en sus libros y sus discos; sus vicios y sus amigos.... ya no miraba más allá de su metro cuadrado. Ya no descubría nada. Nada ni nadie lo emocionaba como alguna vez lo hicieron sus aventuras de infancia.
Pero un día, mientras hablaban de nada, Felipe le dijo a clara: Oye, clara... cada vez que te veo llevas un color diferente.. De cuantos colores lo has teñido??( Su cabello) Y allí vino la respuesta que Felipe no esperaba. Clara se acercó a su oído, y en secreto le dijo: Es que soy una sirena...que no lo sabías?? Así que cuídate de mi canto, si no quieres ir a parar al fondo del mar... Felipe se alejó de un salto hacia atrás, como presintiendo un golpe. Clara sólo lo miró y rió sin tiempo... A Felipe todo eso le pareció maquiavélico. Tanto asi, que no pudo continuar la conversación y se retiró más allá. No entendía x qué. Pero las palabras de clara se pegaron a sus oídos, como un peligro real; latente a cada instante. Al llegar a casa, esa noche, Felipe nuevamente soñó con piratas. Tanto y mejor que en todos sus juegos de niñez, tanto y mejor que en todas las películas vistas de mayor. Y en sus sueños, a lo lejos, se oyó un canto mágico...una voz mezcla de aire y mar...de juventud y eternidad..Una voz que era como si la vida entera le hablase...si los árboles, la tierra, las nubes...la brisa ...si el universo completo le hablase. Felipe imaginaba q si el mundo hablase se oiría así... Al despertar, Felipe reía como hace mucho tiempo no lo hacía. Lo primero que recordó no fue los tesoros ni los barcos, ni las islas paradisíacas....recordó el canto...su canto de sirenas...su canto de clara. Ya no sentía la angustia de ayer...hoy había recordado sus sueños...y soñado con clara, en(dentro de) sus sueños... Desde ese día todo fue más fácil...buscó a clara, no quiso contarle sus historias de piratas, para no espantarla... Pero la conoció y la amó; y se encargó de que ella lo conociera; y lleno el corazón de clara de recuerdos bellísimos por los cuales amarlo por mucho tiempo... y día a día Felipe y clara sonríen; y construyen sus sueños...y viven nuevas y reales aventuras... y juntos son invencibles, como en los primeros sueños de Felipe...y cuando algo anda mal, y el miedo ronda sus corazones, Felipe pide a clara que le cante ... una de hadas y duende, de dragones y espadas...de piratas y tesoros... Y clara, con ternura, le inventa canciones casi infinitas, las que cantan juntos hasta antes del amanecer.......(escrito por naty)
despertare dentro de tu sueño; si intento lo suficiente despertare dentro de tu sueño.
tengo tanto amor dentro que aveces tengo que vomitarlo.
Absentismo vital!
Suena un despertador.No, no es para mí.No estoy.Que no, que no estoy.Que no insistan, ya está decidido.No es una decisión, es un mandato de mi cuerpo.Hoy he decidido que no estoy en este mundo.La cama es mi burbuja. Me sumerjo en ella, aquí estoy a salvo.Tengo mucho sueño, desaparezco entre las tapas.Me echarán de menos en el trabajo.Me da igual, yo no estoy en este mundo,Soy invisible,Ellos tampoco me verán.Hoy he decidido que no existo.Que nadie pregunte por mí,No esperen que atienda al teléfono.Me llaman otra vez.Abro un ojo.Reconozco el número, llaman del trabajo.Mi jefe tampoco existe, no le he llamado, no podía hacerlo.Contesto, digo "fiebre", digo lo que sea.No estoy.Todo pasa,Mañana volveré al reino de los vivos.Es sólo un día, no es la primera vez y lo sé.El cuerpo pide desconectarDejar de trabajar la realidadDescansar mentalmenteNo puedes ignorarloDebes dar al cuerpo lo que te pideDesconexiónnada Esto ha llegado a sucederme, tal como lo cuento ahora.