ahora

Me aburre que cuando alguien pasa unas horas conmigo, diga apreciar mis sonrisas y me pida más. me aburre porque ya hay quien va a "animarme" porque celebra el momento ya definitivo de la carcajada, como si fuese un orgasmo, ufff.

(Es que es obligatorio pasarlo bien en estos tiempos de ocio tras el trabajo o vacacional, si no te diviertes a tope -en plan casi para luego publicarlo-, eres más marciano que otra cosa).

Esto ocurre porque se dice, porque se sabe, porque a veces por teléfono ya se nota, que mi mirada sigue siendo triste. Incluso mis autorretratos. Uno de 2003, está en mis archivos... no supero esa expresión.

Es contradictorio que sea una persona que sepa reír con los ojos. Ríen poco, pero lloran menos, aunque conocen bien ambos extremos. Lloro con la mirada, también se me da bien, más que con lágrimas, esas las dejo para momentos simplemente de emoción ya sea positiva o negativa, y lloro más con alegrías.

Cuánto trabajo me queda por hacer... sólo sonrío a ratos a la vida y es como si me costase, al principio, pero si sigo sonriendo, bastará un mal (ni siquiera mal, cualquiera) recuerdo del pasado que se cruce en la conversación. Es difícil disimular cuando el inconsciente trabaja.


Me aburre, reír y sonreír es lo único que le pido a la vida y es tan difícil... sólo momentos, eso sí, los retengo luego en mi memoria, junto a las risas de los demás. Me gustan las fotos mentales.

La única medicina que tengo son esos amigos que me sacan la sonrisa, pues la pena ya es vitalicia, y es lo que hay, sin penas, no siento pena sino rabia, pues no es bonito ser el raro del grupo. Porque antes esto no era así... yo era otra persona, era yo el que recibía con sonrisas, yo era la fiesta personificada y la gente se reía de mis salidas ingeniosas.

Esa foto de 2003...