miércoles, 15 de octubre de 2008

techo..




Abría los ojos.

La ventana, tan cerrada como la dejé, oscuridad.

No me movía.

Madre se daba cuenta rápido de que estaba despierto, quizá porque iba al baño.

Abría solo un poco la ventana.

Bien, ya tenía luz, la suficiente.

Ya veía el techo, a veces me sobraba con un punto en él.

Abría del todo los ojos y allí perdía mi mirada.

Qué tendrá el techo?.

No podía ni quería escapar del techo.

Y mi padre se lo dijo a un amigo como una de mis conductas más raras: “se pasa el día mirando el techo con los ojos muy abiertos”.

No tienes nada mejor ni más importante a hacer que mirar el puto techo.

Nada más puedes hacer.

Horas, horas.

Días, días.



Hace un año que no lo hago, y no estoy muy seguro de lo que pensaba, pero me atreveria a decir que los ojos abiertos en el techo eran actividad mental cero, que el peligro era cerrarlos y sí empezar a pensar, en nada bueno por cierto.

El techo, en todo caso, me producía el aislamiento que necesitaba.



Te ven así y cierran la puerta de la habitación, convencidos ya de que estás fatal.

No lo entienden..



2 comentarios:

*·kiska·* dijo...

prefiero no mirara el texo sino e cielo...

*·kiska·* dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.